El bullicio de la gente por las calles. El tick-tack del reloj que avanza. El semáforo en rojo. Todos andando al mismo ritmo, a la misma velocidad, casi corriendo para no llegar tarde. La música que sale del MP3 y ayuda a desconectar del movimiento frenético que nos rodea. Es casi estresante. En el pueblo es tan distinto! en 5 minutos estás a todas partes. Pero no hay mucho trabajo. Tantos años en la ciudad, y a veces me da la sensación que aún no me he adaptado. Pero volver al pueblo... por la falta de trabajo como he dicho, por la costumbre de estar a mi aire en bcn, de poder ir a sitios distintos cuándo te apetece (a la playa, al cine, teatro, a pasear por el parque), hace que por ahora ni se me pase por la cabeza. Por lo menos mi chico ha optado por venir conmigo. En el futuro ya se verá. Lo mejor es quedarse con lo bueno de cada sitio.
jueves, 26 de julio de 2007
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1 comentario:
Todos los lugares tienen su encanto...
lo bonito es tener la oportunidad de disfrutar a temporadas de las dos opciones....
Yo vivo en un pueblo chikitirrin....y estoy contenta..
;-)
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